El antídoto contra el egoísmo que fomentan las psicoterapias actuales, es la psicoterapia sistémica relacional

A propósito del artículo de opinión “¿Tú también vas a terapia?” de Elvira Lindo, publicado en el periódico El País el pasado domingo 2 de junio de 2024, considero muy interesante cómo la periodista trata el fenómeno que se observa en el campo de la psicoterapia actual.

Ella pregunta: ¿cuál es tu persona favorita?, y la respuesta es: “desde que voy a terapia mi persona favorita soy yo” y destaca que quien contesta es una artista, pero esta alarmante respuesta se podría extender a cualquier profesión o persona que hace psicoterapia desde un modelo individual, ni sistémico ni relacional.

Ella también formula otra pregunta irónicamente de si esto es una moda de unos modelos psicológicos o que toda la población está yendo al mismo psicoterapeuta, y se extraña, de que en este tipo de psicoterapias se exacerbe el ego de una manera extrema, quedando lo relacional y las pertenencias que tenemos todos fuera, sean éstas familiares, de pareja, amigos, de trabajo y de pertenencias ideológicas: políticas, musicales, deportivas, religiosas, etc.

El articulo puntualiza que ninguna persona célebre puede confesar que tras un año de psicoterapia ha llegado a la conclusión de ser un “bobo” preocupado solo por su bienestar y sus sentimientos e incapaz de comparar su privilegio con la precariedad o el sufrimiento del otro.

La confusión consiste, a mí parecer que, en el campo de la psicología y psiquiatría actual, existe una tendencia manifiesta a categorizar los síntomas como ansiedad, depresión y otros como anormales, encuadrados en diagnósticos que se van a someter no solamente a algún tipo de psicoterapia sino también a tratamientos psicofarmacológicos, de los cuales, los laboratorios “están muy contentos”.

En realidad, la mayoría de los síntomas en psicología y psiquiatría, están respondiendo a distintas variables: en primer lugar, las vicisitudes de la vida: acontecimientos que les puede pasar a la mayoría de las personas: separaciones, duelos, divorcios, estar en paro, está en situación de precariedad, no poder ejercer el trabajo que se quiere, no tener condiciones laborales satisfactorias, estar en una relación de pareja toxica o de maltrato, tener grandes dificultades en la educación de los hijos, afrontar el nido vacío, la idea de la enfermedad y de la muerte, etc.

En segundo lugar, existen situaciones más graves vinculadas a situaciones traumáticas severas: maltrato físico o psicológico en la infancia, discriminación, persecución, problemas vinculados a la identidad de género, problemas de abuso, bullying, huidas por guerras, migraciones, etc. En tercer lugar, los casos más graves que atacan a la dignidad y respeto humano y que no han sido elaborados y superados, pueden derivar en adicciones, psicopatologías graves, ludopatías, autolesiones, trastornos de la conducta alimentaria e intentos de suicidio.

En todos estos casos el objetivo de la psicoterapia es devolver la dignidad que no tuvieron en su momento y una consecuencia importante del sufrimiento humano puede derivar en la creatividad tanto en el terreno artístico, intelectual, musical, deportivo, etc.

Está claro que vivimos en la sociedad del rendimiento, de la hiperproducción y del hiper consumo, según Byung-Chul Han (filósofo y ensayista surcoreano experto en estudios culturales y profesor de la Universidad de las Artes de Berlín). No podemos estar sin actividad, estamos en la sociedad de la prisa y del mundo digital que, aunque pensemos que eso es lo normal, nos aísla cada vez más, nos enferma y sentimos que el otro no existe dado que no tenemos tiempo, pero si tenemos tiempo para el trabajo, el consumo y la producción, no tomando en cuenta la importancia que tienen las distintas relaciones y pertenencias afectivas y amorosas.

Tras la muerte de Dios, la salud, el ego y la preocupación corporal o física, se transforman en elementos centrales de la vida, lo que nos lleva a un agotamiento y cansancio extremo, alimentando nuestro narcisismo y egoísmo, donde el centro es cada uno y lo demás no importa o importa muy poquito.

En esta sociedad somos cada vez más idénticos, desaparece lo diferente, lo extraño, la otredad del otro. Somos cada vez más la sociedad del me gusta (del like), tendemos a ser políticamente correctos. Somos la sociedad del “yo soy y estoy por delante de todo” y por lo tanto la escucha y la preocupación por el otro desaparece. Sino podemos alcanzar momentos de relajación en las 24 horas del día, no hay escucha posible del otro, solamente queremos que nos escuchen a nosotros. Parece que el psicoterapeuta individual actual no sistémico, pretende escuchar todo y así fortalece ese ego que no soporta o aguanta la frustración o las contrariedades de la vida.

La psicoterapia, en lugar de ser una psicoterapia relacional sistémica se está convirtiendo en una psicoterapia de escuchantes (listeners), que no necesitan ser psicólogos para escuchar al otro. Los psicólogos individuales que no conocen ni convocan ni a la pareja, ni a la familia, ni al entorno significativo, fortalecen ese ego y ese narcisismo tan extremo que existe en la sociedad actual. Todas las personas vivimos en sistemas relaciones a los cuales pertenecemos y con los cuales interactuamos. El primer ataque al narcisismo del ser humano, fue cuando se descubrió que la tierra no era el centro el universo, aterrizando al ser humano en la realidad de los sistemas en los cuales convive e interactúa.

Muchos de los problemas actuales de consulta en psicoterapia, son precisamente las vicisitudes de la vida, aunque también se presentan situaciones graves como las mencionadas anteriormente.

El antídoto en psicoterapia contra el egoísmo y narcisismo dominante en la sociedad actual, es poder llevar adelante una psicoterapia sistémica relacional, donde se pueda tener una mirada mucho más amplia que apuntar solo al refuerzo del ego de las personas.

 

Mirar más hacia afuera de lo que me pasa a mí es poder vincularme significativamente con los sistemas a los cuales pertenezco y que me hacen sentir bien.

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Eduardo Brik

Eduardo Brik

Director de ITAD

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