En esta fiestas, un fantasma recorre el mundo: es el fantasma del apocalipsis, se respira una sensación de fin del mundo.
Tenemos la impresión de que estamos padeciendo una crisis tras otra, y que lo problemas a resolver y gestionar son múltiples, en realidad lo más urgente de resolver tiene que ver con la supervivencia.
El gran filosofo surcoreano, residente en Alemania, Chull Han nos dice en su último libro “El Espiritu de la Esperanza”, que estamos en la sociedad de la supervivencia, de la cual todos tratamos de escapar a una muerte que se avecina.
El autor señala que la esperanza es un horizonte de sentido capaz de reanimar y alentar a la vida, y de regalarnos el futuro. Sin embargo, los agoreros de las catástrofes alimentan las diferencias y el odio intensificando la cultura del enfrentamiento, la violencia y la guerra.
Sin embargo, agrega el autor, que se ha difundido un clima de miedo que crea un ambiente depresivo, que fomenta una sensación de angustia y resentimiento, y que hace que la gente se adhiera a posiciones y lideres extremos y excluyentes. Todo esto pretende alejar al individuo de una vinculación afectiva, interpersonal con su familia, amigos, relaciones más próximas, donde el miedo intenta matar a la esperanza y lleva a la pérdida de solidaridad, cordialidad y empatía.
Este clima, que ha sido creado, ha provocado un embrutecimiento de la sociedad y de cada uno de nosotros, siendo una amenaza para la democracia y las relaciones familiares, de apego, cariño y amor.
El futuro se convierte en un enigma para nosotros.
El miedo nos condena a cerrar puertas a lo distinto, agrega Chull Han, siendo este miedo incompatible con la libertad de pensamiento y acción humana.
La esperanza, en cambio es la única que nos da señales para ponernos en camino.
El miedo no permite la narrativa, es decir no nos permite contar el origen de los problemas, cómo sucedieron y cómo buscar nuevas soluciones.
Tener esperanza significa mirar al futuro o mirar a lo lejos. La esperanza razona y supone un movimiento de búsqueda constante, acompañado de un pensamiento hacia lo nuevo, un movimiento hacia adelante.
Si generamos esperanza de reconciliación y dialogo en estas fiestas, buscaremos nuevas vías para resolver los distintos problemas o cuestiones que nos afectan, y así nos abriremos a un presente o futuro mejor.
En nombre del Equipo de ITAD y el mío propio, les deseamos Feliz Navidad y un esperanzador 2025.
Eduardo Brik
Director de ITAD
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