Las Nuevas Tecnologías. Un arma de doble filo

Actualmente, existen muy pocas personas y familias que no tengan consigo un ordenador, portátil, móvil, Tablet o videoconsola dentro de su casa.

Durante estos últimos años, estamos siendo espectadores de grandes avances tecnológicos que nos han obligado a reestructurar nuestra forma de vivir, comunicarnos y relacionarnos.

Estos avances nos han abierto un sinfín de ventajas que nos ayudan en nuestro día a día; pero también nos han traído multitud de inconvenientes.

¿Por qué las nuevas tecnologías pueden suponer un peligro?

Los profesionales que atienden la adicción a las nuevas tecnologías, están haciendo hincapié sobre la peligrosidad del uso excesivo e inadecuado de las nuevas tecnologías y de igual manera los/as profesores/as que educan a nuestros/as hijos/as.

Esta peligrosidad reside en la similitud que tiene esta adicción con otras adicciones como el juego patológico  /en sus diferentes modalidades), alcohol, cocaína u otras drogas.

El principal problema es que cada vez tenemos más facilidades a edades más tempranas y presión social para utilizar las TICS. Esto lo saben las empresas tecnológicas, que no dejan de bombardearnos sea cual sea la edad, con publicidad invasiva ante la cual estamos indefensos, como por ejemplo: en los eventos deportivos principalmente, casas de apuestas masivas en las grandes ciudades, los juegos online, y publicidad continúa vía móvil.

Sin embargo, la responsabilidad no solo recae en las empresas tecnológicas, sino también en nosotros/as mismo/as, ya que en la generaciones que nos preceden crecieron sin la necesidad de las TICs. Escrito por eduardo brik y borja cuellar

Cada persona y cada comunidad deben estar en alerta ante dicho fenómeno, promoviendo legislaciones que limiten el uso abusivo de las nuevas tecnologías sobre todo en la infancia y adolescencia, y que no se toleré en colegios, institutos y universidades.

¿Cómo afectan las nuevas tecnologías al desarrollo de la empatía?

La queja masiva del profesorado en relación a sus estudiantes, es que en la última década han perdido la capacidad de mantener la atención durante un periodo prolongado de tiempo, tanto escuchando a los profesores en clase como a un amigo/a. Ha desaparecido el hábito de dedicarle el 100 % de atención a ninguna conversación, lo habitual es escuchar a medias teniendo un ojo en el móvil para no perderse nada importante de lo que sucede.

Como consecuencias de esta sociedad acelerada y de consumo también del tecnológico, las nuevas generaciones han perdido la capacidad de desarrollar argumentos profundos, para hablar y argumentar bien, hay que leer mucho y cada vez se lee menos (se prefiere todo lo que se refiere al medio audiovisual, en lugar de la compresión profunda de un fenómeno).

Se ha aumentado la capacidad de hacer varias cosas a la vez pero ha disminuido la capacidad de hacer lo mismo durante un tiempo continuado (los nativos digitales tienen una tensión flotante y desconectan rápidamente porque están acostumbrados a recibir mucha información a la vez y se dispersan fácilmente).

Pese a que estamos conectados más que nunca, a penas conversamos, por lo tanto nuestra empatía va a la baja y no somos capaces de entender e interpretar los sentimientos de la otra persona. Las primeras amistades de los adolescentes se generan en el intercambio de mensajes y no en el desarrollo de habilidades para comunicarse.

Un autor Turkle, estudió la creciente falta de empatía que afecta a la madurez de niños/as y con 12 años los adolescentes. Al no tener desarrollada la empatía no perciben ni interpretan el daño que están generando cuando se relacionan directamente. Las amistades son editadas, concisas pero no hay una escucha del otro/a, es decir, no hay necesidad de atender ni estar presente con el/la otro/a.

Los niños/as del siglo XXI, muchos de ellos/as con smartphones desde temprana edad, han crecido con adultos que también estaban enganchados, y por lo tanto sus padres no les estaban haciendo caso.

En las casas se conversa menos, la gente no se mira a la cara y no se inician conversaciones. Este hábito se está perdiendo y las personas no lo echan de menos porque muchos/as de ellos/as no lo han conocido.

¿Qué genera adicción en las nuevas tecnologías?

Antes de nada, hay que concretar cuáles son las características de las TIC que nos pueden provocar una posible conducta adictiva; ya que, los aparatos en sí, no son el verdadero problema.

Por ello, sobre lo que hay que tener verdadero control es sobre las diferentes aplicaciones de las que constan estos aparatos (sin olvidarnos de los videojuegos) y los múltiples usos que disponen.

Entre todas estas características, hablamos sobre todo de:

  • Aplicaciones para móvil (Google Chrome, WhatsApp, Instagram, Twitter, YouTube, Facebook, Snapchat, algún que otro juego para esperar al metro, …)
  • Tener acceso a internet, aparte del bombardeo que tenemos hoy en día con tener cada vez más cantidad y velocidad de datos para navegar.
  • Dentro de las consolas, tener muchos videojuegos y conexión a internet para poder jugar online. escrito por eduardo brik y borja cuellar

¿Cómo puedo saber si soy adicta/o a las nuevas tecnologías?

Para conocer la respuesta a esta pregunta, primero hay que explicar qué es una adicción:

La adicción es una afición patológica que genera dependencia y resta libertad al ser humano al estrechar su campo de conciencia y restringir la amplitud de sus intereses. De hecho, existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos que, en determinadas circunstancias, pueden convertirse en adictivos e interferir gravemente en la vida cotidiana de las personas afectadas, a nivel familiar, escolar, social o de salud.

Esto quiere decir que:

  1. Las adicciones no sólo se producen por sustancias, también pueden ser producidas por conductas.
  2. Toda conducta se puede tornar en adicción si se produce de forma desmesurada, descontrolada y repetitiva (de ahí “patológica”).
  3. Para que se pueda etiquetar como ‘adicción’, esta conducta debe interferir en la vida cotidiana. Un ejemplo puede ser el de dejar de comer por estar jugando a un videojuego.
  4. Es algo que se puede controlar, ya que hemos sido capaces también de identificarlo.

Es importante aprender en qué se diferencia el uso, el abuso y la dependencia (en la adicción a las nuevas tecnologías):

  • Uso: Este término se emplea cuando se produce un uso de la tecnología con una frecuencia y duración moderadas. Aquí también debemos diferenciar entre un buen uso y un mal uso de las TIC.

Un mal uso de las nuevas tecnologías, es aquel que se hace durante más de 2´30 horas diarias continuadas sin fines de estudios o escolares.

  • Abuso: Está sería la siguiente etapa, después del uso. En ella nos encontraríamos con un uso de mucha frecuencia y duración que es perjudicial a nivel físico y psicológico para la persona; por ejemplo, dolores oculares, dolor de cabeza, etc.
  • Dependencia: En este apartado ya estamos hablando de trastorno. La persona tiene consecuencias físicas, psicológicas y relacionales si no está haciendo uso de las TIC (mal humor, ansiedad, …; de carácter extremo, aislamiento familiar), de tal forma que le resta dedicación a tareas básicas de supervivencia como estar sin comer o sin dormir durante varias horas seguidas por estar haciendo uso de las TIC.

Según algunos autores, existen unas señales de alarma que nos pueden a ayudar a identificar esta dependencia a las TIC:

  • Dormir menos de 5 horas para estar conectado, dedicándole tiempos anormalmente altos.
  • Descuidar otras actividades importantes, como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio o el cuidado de la salud. (En este apartado, puede ser difícil identificar si esta persona descuida las relaciones sociales, ya que no dejan de ser otra forma de relacionarse con otras personas).
  • Pensar en la TIC constantemente, incluso cuando no se está conectado a ella y sentirse irritado/a excesivamente cuando no se puede acceder a ella o si va más lento de lo normal.
  • Intentar limitar el tiempo de utilización de las TIC sin conseguirlo y perder la noción del tiempo.
  • Mentir sobre el tiempo real que se está utilizando esa TIC o jugando a un videojuego.
  • Aislarse socialmente, mostrarse irritable y bajar el rendimiento en los estudios.
  • Sentir una euforia o activación excesiva cuando se está utilizando dicha TIC.

¿Cómo puedo saber si mi hijo/a tiene adicción a las nuevas tecnologías?

  • Impulsividad.
  • Disforia.
  • Intolerancia a estímulos no placenteros.
  • Timidez excesiva.
  • Baja autoestima.
  • Comorbilidad con otros trastornos (TDAH, depresión, fobia social, consumo de otras drogas, …).
  • Bajas relaciones sociales.
  • Tener el objeto de la adicción a mano.
  • Presión social.
  • Estar sometido a situaciones de estrés (fracaso escolar, frustraciones afectivas, competitividad, …).
  • Sentimiento de vacío existencial (aislamiento social o falta de objetivos en la vida).
  • Variables familiares:
    • Estilo de apego inadecuado: otorgar un estilo de apego autoritario, inseguro o de sobreprotección.
    • Cohesión débil: poca relación con nuestros hijos y falta de coherencia entre estilo paterno y materno.
    • Problemas en casa: Muerte de un familiar, presión parental excesiva, …
    • Discusiones intrafamiliares: aunque el menor no esté involucrado en ellas, es capaz de sentirse muy afectado por este tipo de situaciones familiares.
    • Baja comunicación familiar: no sólo hablar, también saber escuchar.
    • Padres adictos que rápido.
    • Padres indiferentes.

¿Por qué la Terapia Familiar Sistémica en la adicción a la nuevas tecnología?

Como se ha dicho en el apartado anterior, la familia es uno de los pilares en la prevención de este problema. Por esto, la Terapia Familiar Sistémica es una gran ayuda para enseñar al individuo y a todos los familiares cuál es su rol dentro de la familia y de la conducta adictiva y cómo pueden ayudarse a sí mismos y a los miembros de la familia teniendo un papel activo y fundamental durante el tratamiento.

Se trabajarán aspectos individuales como la autoestima, el control de impulsos y la resiliencia y organización del tiempo, entre otros muchos aspectos personales que puedan surgir.

A nivel familiar, se trabajarán múltiples estrategias para ayudar en las dinámicas familiares. Entre ellas, se puede especificar mejor cómo identificar los factores de riesgo para nuestros hijos, aprender a comunicarnos, solventar los problemas de forma sana y que pueda afectar al entorno familiar lo menos posible, otorgar un estilo educativo rico y cohesionado y acompañar a la familia para que desarrollen habilidades que les permita afrontar eficazmente la adicción o abuso de un miembro de la familia.

Eduardo Brik

Eduardo Brik

Médico Psicoterapeuta

Director de ITAD y  del «Máster en Terapia Familiar Sistémica» y presidente de la Asociación «Terapias Sin Fronteras»
Web: https://eduardobrik.com
Correo: info@itadsistemica.com

Borja Cuellar

Borja Cuellar

Psicólogo

Licenciado en Psicología (UCJC)
Máster Oficial de Psicología Clínica y de la Salud (UCJC)
Autor del Blog: «Que piensa un psicólogo»

Miguel Angel Mateo Martin

Miguel Angel Mateo Martin

Graduado en Psicología 

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