¿Las vacaciones aumentan el consumo de drogas?
Las vacaciones de verano han sido y son necesarias para nuestra existencia como seres humanos individuales y relacionales.
El famoso proverbio de la Biblia que dice “6 días trabajarás y el séptimo descansarás” estaba planteado exclusivamente para el descanso, al mismo tiempo que consagrado a Dios, donde cada religión monoteísta adoptó esta tradición con sus particularidades propias. Esto no solamente tenía un carácter religioso, sino que respondía esencialmente a una necesidad biológica de descanso. Hubo un intento de la Revolución Rusa de decretar jornadas de 8 o 9 días de trabajo consecutivas, algo que fue imposible continuarlas, dada la necesidad biológica de descanso.
A partir de la Revolución Industrial en Inglaterra a mediados del Siglo XVIII, con las reivindicaciones de los trabajadores y de sus sindicatos por sus condiciones laborales existentes hasta entonces, se estableció que la jornada iba a estar repartida de la siguiente manera: 8 horas para trabajar, 8 horas de recreo, 8 horas para dormir, y esto fue el germen, donde el concepto y la práctica de las vacaciones tuvieron un comienzo para una modificación sustancial de las necesidades humanas.
Mucha gente piensa y los jóvenes en particular, que las vacaciones de 1 mes al año, tal y como las conocemos actualmente, son un regalo de la naturaleza y que han estado siempre presentes desde tiempos inmemoriales, pero no quisiera decepcionarles, la realidad es que no ha sido así, y por tanto nos encontramos en la necesidad de aclarar con datos como fue el trayecto de las vacaciones en la historia humana y que no precisamente estaban vinculadas al consumo de drogas:
“El derecho a las vacaciones pagadas se planteó por primera vez en el siglo XX. Algunos países, como Finlandia, Austria o Suecia, lo introdujeron en su legislación en los años 20, y España instauró un permiso de quince días libres al año para los funcionarios públicos en 1918.
El gobierno de la Segunda República Española estableció siete días de descanso remunerado al año para todos por medio de la Ley del Contrato del Trabajo, aunque fueron pocos quienes pudieron disfrutarlos.
En 1936 Francia aprobó dos semanas de asueto para todos los trabajadores. Y dos años más tarde, durante la Guerra Civil española, el régimen franquista legisló sobre las vacaciones en el Fuero del Trabajo de 1938, pero sin detallar su duración. En 1944 España recuperó sus siete días libres y en 1948 las Naciones Unidas recogieron las vacaciones periódicas pagadas en su Declaración de los Derechos Humanos.” A pesar de esta declaración, en muchos países los periodos vacacionales o de descanso actualmente son escasos, de 1 semana o de 10 días al año, etc., y también en países supuestamente desarrollados (+)
“El veraneo tal y como se entiende actualmente, aunque mucho menos masificado, surgió durante el desarrollismo de los años 60 en España, cuando cientos de miles de españoles abandonaron el campo para engrosar el sector servicios gracias al crecimiento económico y al surgimiento de la industria turística en las costas” (+)
Las características de las vacaciones actuales de verano en la nueva Sociedad Neoliberal del Consumo, que rige desde hace 25 años aproximadamente, han logrado que las vacaciones del pretendido descanso se conviertan en vacaciones consumistas: consumo turístico compulsivo (querer conocer y visitar un lugar de forma compulsiva, tratando de ver todo y no conociendo nada). De igual forma, consumimos todo lo que se nos presente a nuestro paso según nuestras posibilidades, y la gran pregunta que nos acerca al tema que nos ocupa: ¿estas vacaciones consumistas favorecen el abuso y consumo desmedido de drogas? No disponemos de una respuesta estadística, pero si tenemos la experiencia de recibir en consulta a mucha gente con altas dosis de consumo en periodos vacacionales, más frecuente que periodos no vacacionales ¿A qué se debe este periodo?
La búsqueda de la emoción compulsiva, durante las vacaciones de verano, ha convertido a este periodo para muchos en conseguir un consumo abusivo o adictivo de drogas para desconectarse de los problemas cotidianos o intentar anestesiar dolores emocionales o traumas que no han sido resueltos.
La Sociedad Neoliberal de Consumo en la cual estamos inmersos ha conquistado la emoción cerebral para favorecer entre otras cosas, el consumismo de drogas, dado que su consumo produce una sensación de placer inmediato, es decir, una recompensa inmediata (así nos pasa en este caso con las drogas químicas como alcohol, cocaína, thc, anfetaminas y otras drogas psicodélicas). En España se han detectado en el último año, laboratorios clandestinos que fabrican 41 nuevos tipos de drogas sintéticas que afectan nuestro cerebro.
Ha sido demostrado que los efectos del alcohol en el Sistema Nervioso Central están relacionados con la actividad de los siguientes neurotransmisores: GABA, Dopamina, Serotonina y Acetilcolina, ocasionando cada uno efectos específicos.
El neurotransmisor GABA mediante el consumo de alcohol produce un efecto inhibitorio por excelencia. La Dopamina, está relacionada directamente con el centro del placer, ya que regula la motivación y el deseo, haciendo que repitamos conductas que nos producen placer, siendo además la encargada de regular las actividades ligadas a la motivación, la atención y el aprendizaje.
El grupo de Gessa demostró por primera vez que, el consumo de alcohol a bajas dosis induce una activación de las neuronas dopaminérgicas residentes en el Ventrículo Anterior del Cerebro y parecería que se produce un efecto claro en nuestra neurobiología con un refuerzo positivo, inducido por el alcohol, lo que explicaría el efecto hedónico y placentero que el alcohol genera y por tanto la necesidad de repetir su consumo.
Otro de los neurotransmisores que actúa en el efecto que produce el consumo de alcohol, es la Serotonina, que está relacionada con la regulación del estado de ánimo, los ciclos de sueño, vigilia o la conducta emocional, y también se asocia con algunos de los efectos que el alcohol causa en el Sistema Nervioso Central: entre ellos la capacidad de causar problemas neurológicos e inmunitarios, provocar un aumento del consumo de alcohol y una mayor susceptibilidad, generando dependencia al alcohol con mayor riesgo de intoxicación y adicción.
El último neurotransmisor, la Acetilcolina, interviene en el refuerzo de los hábitos alcohólicos y tabáquicos (+)
Podemos decir sin lugar a duda que, los hábitos consumistas de las vacaciones, en muchos casos esta reforzada por la necesidad creada por las grandes multinacionales del alcohol, por un lado, y de las drogas ilegales como la cocaína, anfetamina, thc y otras drogas sintéticas, por el otro que está fomentada por las mafias de las drogas y el narcotráfico.
Hay algo en común entre las drogas legales e ilegales, que es la conquista de la emoción cerebral, para crear una necesidad de placer continuo directamente favorecido por nuestro sistema nervioso que refuerza y fortalece la necesidad de la continuidad y la búsqueda de esa recompensa que se genera por el consumo continuo de las drogas.
Las vacaciones, momento de relax, descanso y disfrute se pueden convertir en el inicio para muchos, de un consumo masivo de drogas, mientras que, para otros, cuyo consumo era esporádico, se puede convertir en un consumo continuo y generar una adicción.
En ITAD, Instituto Pionero en el Tratamiento de las Adicciones desde un Enfoque de la Psicoterapia Familiar Sistémica en España desde hace 35 años, hemos observado que acuden al final de las vacaciones muchas personas con problemas de consumo abusivo o adicción. De igual forma es un periodo de gran peligro para aquellos pacientes que están en abstinencia ya que el relax y el disfrute están asociados culturalmente al consumo de drogas (“si consumo algo como alcohol, cocaína o porros una o dos veces en este periodo vacacional, no pasa nada y mi pareja o mi familia me lo va a tolerar”, “como no voy a consumir algo en este periodo si voy a un chiringuito de playa, un festival de música o una comida familiar o con amigos”).
Las vacaciones de verano tan preciadas para la mayoría y que fueron una conquista lograda por el esfuerzo de mucha gente para alcanzar un periodo de descanso y disfrute, no fueron concebidas de ninguna manera para consumir o para incrementar los abusos del consumo de drogas. El famoso mito cultural instaurado por esta Sociedad Neoliberal de Consumo, que no nos podemos divertir sin consumir drogas, es una mentira soberana.
Entonces volvemos a la casilla de salida de este articulo ¿puede haber vacaciones sin adicciones?
Felices Vacaciones para todos
Eduardo Brik
Director ITAD
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