Terapia Familiar y de Pareja durante el Confinamiento y la “Nueva Normalidad”

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Desde principios del 2020 se ha dado una situación excepcional e inesperada a nivel mundial, la irrupción de la Pandemia del COVID-19, la cual ha producido que los gobiernos en casi todo el mundo decretaran el Estado de Alarma y el Confinamiento de la población, disponiendo casi todo ellos medidas similares, algunas más tempranas y otras más tardías. En España, tras proclamar el Estado de Alarma se estableció el Confinamiento de la población en sus respectivas casas, como normativa obligatoria.

A lo largo de este artículo se va a explicar cómo, desde el punto de vista psicológico y terapéutico, ha afectado o está afectando esta situación a las relaciones de familia y de pareja. Asimismo, se plantean algunas propuestas para prevenir o lidiar con conflictos que hayan podido aparecer o agravarse en el momento en el que comenzó el Confinamiento y que estamos observando con el Desconfinamiento o “Nueva Normalidad”. Las fuentes consultadas están basadas en: artículos, conferencias relacionadas con en este tema y en la experiencia de distintos psicoterapeutas sistémicos y otros profesionales de la salud mental que han asistido a familias y parejas durante este periodo.

Principales efectos psicológicos evidenciados durante la crisis por Coronavirus y el Confinamiento

La Pandemia por Coronavirus ha generado grandes impactos a nivel social, laboral e individual. El aislamiento social y la movilidad restringida ha ocasionado diferentes dificultades psicológicas tanto a nivel individual, donde podemos encontrar desde síntomas aislados como el insomnio hasta trastornos como la ansiedad, depresión o trastornos de estrés postraumático (TEPT), como a nivel de pareja, presentando conflictos, separaciones, divorcios, aumento de la violencia de género, entre otros.

Asimismo, el contexto social vivido ha podido implicar la pérdida de funcionamiento social, laboral y de salud, lo que genera sentimientos de desmoralización y desamparo, pudiendo llegar a presentar un estado de duelo. Como se ha indicado anteriormente, el haber sido expuesto a una situación estresante sin precedentes y de duración desconocida, puede no solo aumentar los niveles de ansiedad, estrés y el estado de ánimo depresivo, sino también afectar a la calidad del sueño. De forma similar, la proximidad a eventos amenazantes para la vida y el posible efecto combinado con la pérdida de un ser querido, puede explicar la coexistencia que se ha dado entre el TEPT y la depresión (Ramírez-Ortiz, Castro-Quintero, Yela-Ceballos y Escobar-Córdoba, 2020).

Brik (2020) indica que al inicio de la crisis por la pandemia las principales respuestas encontradas han sido el miedo a contraer la enfermedad o morir, y la ansiedad por la incertidumbre que englobó la gestión de la pandemia y las consecuencias que podía dejar (tanto a nivel de salud como económico). Como indican Ramírez-Ortiz et al. (2020) durante la pandemia, el miedo incrementa los niveles de estrés y ansiedad en las personas sanas y se ha evidenciado que en los pacientes con trastornos preexistentes se han intensificado los síntomas. En los pacientes afectados por la enfermedad se identifican reacciones emocionales como el miedo, aburrimiento, soledad, ansiedad y rabia, condiciones que pueden evolucionar en distintos trastornos como la depresión, síntomas psicóticos, TEPT, ataques de pánico incluso pudiendo darse situaciones de suicidio (dicha evolución es más probable en pacientes en cuarentena). En relación con el periodo de la “Nueva Normalidad”, autores como Campbell y Savage (2020) consideran que los motivos de consulta serán la ansiedad, la depresión y los trastornos obsesivos-compulsivos.

En el territorio español existen evidencias de que muchos individuos, familias y parejas han buscado ayuda terapéutica accediendo, por ejemplo, a los servicios de atención telefónica que ha brindado el Ministerio de Sanidad junto al Consejo General de Psicólogos, de todas formas, se ha dado un descenso en los índices de consulta en salud mental en este periodo de la Pandemia: en la terapia en modalidad presencial por el miedo al posible contagio (Brik, 2020), o porque muchos de ellos consideraban que terapia online o apoyo telefónico no eran confiables ni efectivos, e incluso, porque las personas han estado más preocupadas por mantener a su familia segura, que por buscar un tratamiento psicológico (Campbell y Savage, 2020).

Por ello se prevé que en octubre se colapsen los servicios sociales y los servicios de salud mental y profesionales de este campo tanto públicos como privados, por la gran demanda de ayuda psicológica que no se ha solicitado durante el confinamiento. En Reino Unido se ha evidenciado este descenso en la búsqueda de ayuda terapéutica en programas como el IAPT (Improving Access to Psychologial Therapies). El servicio afirma que antes de la crisis por el Covid-19 eran derivadas a los servicios de IAPT alrededor de 150.000 personas al mes, pero tras el primer mes de confinamiento la cifra descendió a 60.000. También se considera que la vuelta al colegio de los niños supondrá una crisis añadida que repercutirá tanto en los profesores como en la salud mental de los alumnos, especialmente aquellos que viven en situación de pobreza o tiene necesidades educativas especiales (Campbell y Savage, 2020).

Terapia Familiar y de Pareja durante el Confinamiento y la “Nueva Normalidad”

«El Confinamiento es una situación nada habitual para las familias. En el día a día de las familias, si bien los momentos de convivencia eran limitados, drásticamente, debido a la Pandemia del COVID-19, se han encontrado de forma inesperada en un contacto obligado y continuado, hasta 2 y 3 meses»

Crisis y cambios relacionados con la convivencia en las familias y parejas durante el Confinamiento.

Como indica Robert Neuburger (2020), el Confinamiento es una situación nada habitual para las familias. En el día a día de las familias, si bien los momentos de convivencia eran limitados, drásticamente, debido a la Pandemia del COVID-19, se han encontrado de forma inesperada en un contacto obligado y continuado, hasta 2 y 3 meses. El Confinamiento ha tenido efectos positivos en algunas familias, ya que sus miembros han podido comunicarse más y mejor con sus familiares, han podido dedicarse entre sí un tiempo y una atención de la que antes no disponían. Sin embargo, para otras familias, el Confinamiento ha supuesto una situación de conflicto y violencia entre la pareja, de padres a hijos y/o de hijos a padres.

Neuburger propone la comprensión de los conflictos que surgen a nivel sistémico desde el plano de la intimidad, siendo ésta un derecho que entrega la sociedad para disponer de un territorio privado al que no se puede acceder sin la autorización del propio poseedor. El territorio privado puede ser físico, psíquico y de competencias, y aporta a la persona el sentimiento de existir.

En el sistema familiar, la gestión de la intimidad puede ser compleja ya que cada vínculo tiene sus propias demandas. Es decir, encontramos las exigencias de intimidad por parte de la pareja, a nivel de familiar, entre hermanos y a nivel individual. Cada uno de estos grupos está estructurado de la misma forma: tiene elementos psíquicos, físicos y de competencias, aunque cada área está compuesta por elementos diferentes. Por ejemplo, en la fratría se reivindica un territorio físico privado como la habitación, un espacio psíquico como los juegos y los secretos y unas competencias y habilidades, que se suelen relacionar con los videojuegos. Cada grupo e individuo pide que su intimidad sea respetada y se darán trasgresiones como la violencia si esa intimidad no se respeta, pudiéndose dar una intrusión de responsables sociales ante las situaciones de violencia, llegando incluso a la intervención de los tribunales de justicia.

De forma resumida, se pueden identificar tres factores que agravan la situación de convivencia en el Confinamiento: en primer lugar, la proximidad, ya que el espacio físico es limitado y cada grupo del sistema demanda su espacio personal. En segundo lugar, las dificultades anteriores como frustraciones o conflictos no resueltos. Y en tercer lugar, la ausencia de mirada exterior, ya que la familia pasa a ser una institución cerrada sobre sí misma (Neuburger, 2020).

Consecuencias de los cambios en la intimidad de la familia y pareja, incluida la forma de la expresión emocional

Durante el Confinamiento se ha dado una situación familiar donde un gran número de progenitores trabajan telemáticamente mientras cuidan a sus hijos, mientras que el resto han sufrido un despido definitivo o temporal. La convivencia continuada, la incertidumbre ante el desarrollo de la Pandemia, la enfermedad en miembros de la familia o personas cercanas y los cambios en el ámbito laboral entre otros factores, han generado altos niveles de estrés en las personas.

Como indican Orte, Ballester y Nevot-Caldentey (2020), el mayor impacto del encierro se ha dado sobre la infancia y la adolescencia, ya que estos niveles de estrés en la familia han conducido a la resolución de los conflictos mediante conductas poco saludables. Es necesario destacar, que dichas conductas se presentan en mayor medida en hogares donde ha habido maltrato, adicciones, condiciones socioeconómicas graves, enfermedades psiquiátricas y un sistema de exclusión social y poco o nada apoyo social (Brik, 2020); es decir, los menores están bajo un riesgo elevado de abuso infantil, negligencia, explotación, violencia y estrés, ya que se encuentran en un entorno familiar con un alto riego a presentar en los cuidadores: estrés, violencia, abuso doméstico, separación familiar y que además tiene un acceso reducido a las fuentes de apoyo social. Por ejemplo, la OMS indica que se ha dado hasta un 60% de aumento en las llamadas a los servicios de emergencia de víctimas de violencia doméstica durante el Confinamiento (El Mundo, 2020).

Según la experiencia de Neuburger (2020), durante el Confinamiento se han dado cinco situaciones principales, relacionadas con la intimidad, que han generado conflictos en las familias:

  1. La invasión del territorio de otro. Por ejemplo, una familia donde el hijo ya dormía en su habitación y tras el Confinamiento vuelve a dormir en la cama de sus padres.
  2. Fractura o Quiebre. Al no ser reconocido el territorio de intimidad del otro e invadirlo, éste sentirá que no se respeta su derecho a tener un espacio propio de intimidad, lo que puede ocurrir, por lo tanto, es que se dé una descalificación, es decir, la persona se siente deslegitimada. Un ejemplo muy claro se da en el área de competencia parental, cuando uno de los progenitores da una orden a nivel educativo a los hijos, sin consultarlo a su pareja.
  3. Apropiación del cuerpo de otro. Esta es una forma de violencia que se da cuando una persona piensa que puede disponer del cuerpo del otro y puede hacer lo que quiera sin una autorización previa, es decir, la persona que ejerce la violencia entiende que el cuerpo del otro le pertenece y le excluye de sus iniciativas personales. El conflicto a este nivel se suele dar cuando la persona, que se siente violentada, reivindica ser respetada.
  4. Introducción de elementos extraños no aceptables en el sistema. Durante el Confinamiento se ha dado una entrada de sustancias adictivas en las casas o se ha agravado el consumo previo. Por otro lado, en los menores, se ha dado un gran incremento del juego online. Llegando a solicitar al Ministerio de Consumo de España desde la organización Patim (dedicada a la prevención y tratamiento de las adicciones, alcoholismo y ludopatía) que se prohibiera la publicidad del juego online durante el Confinamiento, ya que muchas familias habían llamado por conflictos con sus hijos derivados de la gran cantidad de tiempo que pasaban conectados a este tipo de juegos (Moreno, 2020).
  5. Ausencia de mirada exterior. La movilidad restringida y el pobre contacto con otros ajenos al sistema familiar, crean un ambiente idóneo para que se dé una relación de violencia entre la pareja o con otros familiares, especialmente en familias o parejas con mala gestión de los conflictos. En primer lugar, aumenta el aislamiento de las víctimas de las fuentes de apoyo externo; en segundo lugar, facilita el control por medio de la clausura formalmente impuesta; y en tercer y último lugar, favorece la impunidad al generar barreras que impiden buscar ayuda o denunciar las situaciones de violencia doméstica y de género. Es por todo ello, que podría darse una situación donde un miembro de la pareja golpea al otro y después desmiente que haya sucedido. Este tipo de situaciones son especialmente peligrosas porque, al no tener el apoyo o la mirada externa, generan en la víctima un estado de confusión que puede llegar a tergiversar su propia experiencia de realidad (Lorente-Acosta, 2020).

«Sería ideal que cada miembro tuviera su propia habitación, pero no es necesario que así sea, el espacio privado puede ser una esquina de la casa, un cajón, etc. Al delimitar de forma consensuada los espacios íntimos de cada miembro, se evitará la invasión de la intimidad y las conductas violentas que la transgresión puede causar.»

Recomendaciones a nivel de pareja para afrontar un Nuevo Confinamiento

La situación de Confinamiento es también un gran desafío a nivel de pareja, ya que la convivencia continuada y forzada puede agravar aquellos conflictos que parecían superficiales. Por ello, es esencial encontrar un equilibrio entre la propia intimidad, las actividades compartidas y la comunicación de los temores o preocupaciones que puedan ir surgiendo.

Brik (2020) recoge los comportamientos más relevantes y comunes que ha identificado a nivel de pareja en su práctica terapéutica durante el Confinamiento y la “Nueva Normalidad”. Asimismo, además de identificarlos propone algunas recomendaciones para prevenir o lidiar con dichas dificultades:

  • Al inicio del confinamiento se ha evidenciado en diferentes parejas que uno de los miembros está feliz por poder convivir de forma continuada mientras el otro, siente miedo o está preocupado ante esta nueva situación. Por ello, se considera imprescindible ante una nueva situación de convivencia no elegida de forma mutua no dar por sentados los sentimientos del otro miembro de la pareja y ponerlos en común. Asimismo, sería importante disponer de un espacio al que se pueda acceder de forma individual cuando se necesite tranquilidad o privacidad.
  • Por otro lado, se propone explotar la propia creatividad para ocupar el tiempo en actividades tanto individuales o de pareja. Se pueden realizar tareas para las que antes no se había tenido tiempo, como por ejemplo hacer una limpieza de ropa, libros u otros objetos, así como explorar actividades para realizar en pareja, como ver una película de forma periódica o aprender a cocinar nuevos platos, etc. También es importante mantener el contacto con personas externas, incluso se puede aprovechar para retomar relaciones con amigos que viven lejos y con los que antes se tenía poco tiempo para conversar.
  • En cuanto al manejo de emociones, es común que se liberen las tensiones con personas cercanas, lo que puede llevar durante el Confinamiento a situaciones conflictivas. Por ello, es recomendable liberar ese estrés de forma controlada, hablando los miedos y preocupaciones con la pareja o familia. También se recomienda evitar los juicios o críticas cuando un miembro de la familia decide expresar sus inseguridades o ansiedades, y tratar de comprender por qué se siente así.
  • Finalmente, es común encontrar patrones negativos relacionales entre los miembros de la pareja que se acaban repitiendo en forma de bucle. Se entiende por negativa la interacción que no colabora a resolver la tensión, aunque la intención no sea dañar al otro. Por ejemplo, un miembro de la pareja necesita un momento de intimidad y aislamiento porque se siente agobiado, y el otro tiende a invadir ese espacio para calmarle. En este caso la cercanía debería darse cuando la pareja lo pida y como señal de comprensión, respetando primero sus momentos de intimidad. Por lo tanto, la identificación del propio estilo de afrontamiento es el primer paso para generar un cambio de conducta que rompa el bucle relacional negativo.

Recomendaciones para un buen ejercicio parental en situación de Confinamiento.

En relación con las situaciones conflictivas comentadas anteriormente, Neuburger (2020) propone tres dinámicas a nivel familiar y parental que pueden ponerse en práctica durante el confinamiento y mantenerse durante la “Nueva Normalidad”. Estas tareas tienen un objetivo principalmente preventivo, aunque también son efectivas de forma correctiva:

  • Coparentalidad alternativa. Como se ha comentado anteriormente, los conflictos ligados a las diferencias educativas entre los miembros de la pareja pueden conducir a dificultades relacionales. Durante el confinamiento se da una convivencia continuada y por lo tanto, una coparentalidad constante. Si entre los padres se dan diferencias a nivel educativo, por ejemplo que un miembro tenga un estilo más rígido y el otro más permisivo, la situación fácilmente puede degenerar. Por ello se propone una alternancia en la responsabilidad educativa, es decir, que cada miembro de la pareja se ocupe de las tareas educativas durante una semana y el otro está de “vacaciones parentales”. De esta forma se alternan las semanas en lo que se refiere a la educación de los menores. Este tipo de técnicas ha resultado ser muy efectiva porque reduce las defensas educativas de los padres, ya que, por ejemplo, el progenitor más rígido no lo podrá ser durante todo el tiempo y a la inversa. Asimismo, los menores se dan cuenta que no pueden aprovechar el estilo educativo de cada padre para conseguir aquello que desean, además de percibir que sus padres no discuten tanto.
  • Reuniones familiares. Actualmente se dan numerosas situaciones dónde los adolescentes ejercen violencia contra los padres, principalmente cuando éstos no cubren sus deseos. Esta situación se ha agravado confinamiento, por ello se propone organizar reuniones periódicas, por ejemplo, una vez a la semana, en la que los miembros de la familia se reúnan para hablar de temas que les preocupen. En cada reunión existirá una orden del día, un presidente y un secretario, que se irán alternando y ayudarán a mediar la conversación. Durante la charla se tratarán tanto las dificultades familiares como el reparto de tareas y otros temas que propongan los miembros. Este tipo de actividad tiene consecuencias positivas ya que responsabiliza a cada miembro de la familia de sus tareas y propone un espacio específico y mediado para la comunicación. De esta forma las problemáticas se trabajan de forma controlada sin permitir el uso de la violencia.
  • Espacios privados. En relación con los problemas comentados anteriormente sobre la necesidad de un espacio privado y la invasión de la intimidad, se propone que cada miembro de la familia tenga un espacio propio que pueda gestionar como quiera y al que los demás no puedan acceder sin permiso. Sería ideal que cada miembro tuviera su propia habitación, pero no es necesario que así sea, el espacio privado puede ser una esquina de la casa, un cajón, etc. Al delimitar de forma consensuada los espacios íntimos de cada miembro, se evitará la invasión de la intimidad y las conductas violentas que la transgresión puede causar.

Conclusión

La situación sanitaria y social creada por la Pandemia por COVID-19, no ha concluido. Los laboratorios de todo el mundo buscan con gran esfuerzo una vacuna que pueda frenar este virus para poder alcanzar una inmunización masiva de la población, y por lo tanto retomar un estilo de vida normal que no incluya las restricciones sanitarias actuales en cuanto al contagio.

En el territorio español se ha dado una situación de Confinamiento durante 99 días, estando actualmente en el periodo de la llamada “Nueva Normalidad”, en la que se incluyen diferentes medidas preventivas: uso de mascarillas, límites de aforo en espacios públicos, distanciamiento social y uso de gel hidroalcohólico.

Las principales problemáticas desencadenadas por el Confinamiento a nivel individual, de pareja y familia, que han detectado los psicólogos, psicoterapeutas y psiquiatras son diversos y necesarios de estudiar y profundizar. Ante la incertidumbre que caracteriza este periodo, en este artículo se ofrecen pautas para afrontar de una manera saludable y eficaz las complejas situaciones que se presentan en el Confinamiento y la desescalada.

Algunas de las recomendaciones que se citan en este artículo incluyen las mencionadas por Brik (2020) en relación a la pareja y las dinámicas familiares mencionadas por Neuburger (2020), porque como indican Campbell y Savage (2020), es probable que próximamente se dé una nueva crisis y consecuente necesidad de ayuda profesional al inicio de este nuevo año escolar, tanto para los menores como para las familias. Por ello, se recomienda tanto el uso de dinámicas de gestión de problemas, como buscar ayuda profesional si estas no fuesen suficientes, ya que se ha comprobado la efectividad de la Psicoterapia Sistémica durante el Confinamiento a pesar del cambio de formato de presencial a online.

Referencias Bibliográfica:

foto Pilar de la Higuera

Autora: María Moreno Ferrer (UFV)

LICENCIADA EN PSICOLOGÍA
foto Pilar de la Higuera

Autor: Eduardo Brik

MÉDICO PSICOTERAPEUTA
Director de ITAD y del «Máster en Terapia Familiar Sistémica» y presidente de la Asociación «Terapias Sin Fronteras»
Web: https://eduardobrik.com
Correo: info@itadsistemica.com

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