¿Por qué encajamos tan mal el «NO»?
Límites, conversaciones y vínculos saludables

En una era donde la inmediatez y la necesidad de validación constante dominan, la palabra «NO» se percibe a menudo como negativa. ¿Por qué nos cuesta tanto decir “NO”? ¿Por qué lo encajamos tan mal cuando nos lo dicen? Este artículo explora las causas y consecuencias de esta dificultad, desde la perspectiva de la Psicoterapia Familiar Sistémica, y ofrece recursos para mejorar nuestras relaciones.

El «NO» en la cultura actual

Vivimos expuestos a mensajes que promueven la idea de que todo es posible y que debemos complacer siempre al otro. En este contexto, establecer límites o recibirlos puede interpretarse como una amenaza:

  • “Si digo que no, me van a dejar de querer.”

  • “Si me dicen que no, es porque algo está mal en mí.”

Este estilo genera miedo al conflicto, culpa al poner límites y angustia al recibirlos, afectando profundamente nuestras relaciones en especial las relaciones padres e hijos, relaciones entre profesores y alumnos y en el ámbito de las relaciones laborales.

El «NO» como herramienta de cuidado y crecimiento

Desde la Psicoterapia Familiar Sistémica, entendemos que el «NO» no es una barrera, sino una forma de cuidado. Es una herramienta que permite:

  • Definir lo que somos y lo que no somos.
  • Proteger nuestros espacios y necesidades.
  • Enseñar a los otros cómo relacionarse.
  • Fomentar relaciones honestas, claras y seguras.

Aceptar un “NO” sin dramatizarlo, y saber decirlo sin culpa, es fundamental para un crecimiento y aprendizaje saludable como parte de las relaciones humanas que nos van a acompañar toda la vida.

“No podemos esperar que nos digan siempre que SI, que bien lo haces y que bonito que eres”

¿Cómo conversar en distintas relaciones significativas para fortalecer relaciones?

El artículo de The Guardian destaca la importancia de tener conversaciones significativas para fortalecer nuestras relaciones. Algunas de estas conversaciones incluyen:

  • Con niños pequeños: Modelar desacuerdos saludables para enseñarles a manejar emociones difíciles y entender que los desacuerdos son normales y manejables.
  • Con adolescentes: Guiarlos para que expresen sus necesidades de manera asertiva, sin agresividad ni disculpas innecesarias.
  • Con amigos: Hablar abiertamente sobre cómo ha evolucionado la amistad y qué necesita cada uno para mantener una conexión significativa.
  • Con los alumnos: El profesor se toma el tiempo para poder explicar abiertamente en qué aspectos ha fallado su examen o su comportamiento y dar otra oportunidad para mejorar su evaluación.
  • Con los empleados: El jefe o coordinador explica las dificultades que hubo en tono tranquilo a fin de poder corregir el error y nunca en un tono amenazante para mantener la buena dinámica en el trabajo.

Estas conversaciones fomentan la empatía, la comprensión y la intimidad emocional, elementos esenciales para las relaciones saludables.

Consecuencias de evitar el «NO»

Cuando evitamos establecer o aceptar límites, tendremos que afrontar:

  • Dificultades para diferenciar entre rechazo personal y límite saludable.
  • Reacciones de agresividad o retraimiento.
  • Relaciones marcadas por la dependencia emocional, el control o el resentimiento.

Esto genera conflictos familiares recurrentes, relación entre profesores y alumnos problemática y ambientes laborales tensos, donde los vínculos se deterioran por falta de claridad y respeto.

Aprender a establecer y aceptar límites

Trabajar en psicoterapia puede ayudarnos a:

  • Identificar nuestras creencias sobre el “NO”.
  • Entender nuestra historia familiar y la dificultad para poner o aceptar límites.
  • Practicar formas de comunicación más asertivas.
  • Reforzar nuestra autoestima y no depender de la aprobación constante.

En ITAD, acompañamos a personas y familias a redefinir sus vínculos desde el respeto, la autonomía y el afecto.

Decir “NO” también es una forma de amar y es una forma de permitir a los hijos crecer satisfactoriamente. Un “NO” claro y afectuoso puede ser tan positivo como un “sí”.

Aprender a convivir con los límites, sin miedo ni culpa, es clave para construir relaciones sanas.

¿Quieres saber más sobre cómo mejorar tus relaciones desde la Psicoterapia Familiar Sistémica?

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Eduardo Brik

Eduardo Brik

Director de ITAD

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